De cara al fin de la Semana Santa las condiciones de los ríos mejoran algo pese a que las aguas siguen bajando muy frías. El deshielo se ha cortado en parte a causa de las heladas nocturnas, fuertes en la montaña, que se han producido durante la semana. Ello hace que por la mañana los ríos presenten mejores condiciones que a partir de las dos del mediodía, cuando la temperatura diurna hace que se reanuden los deshielos. Pese a todo se está pescando mal en líneas generales, salvo los expertos en el cebo natural que consiguen el cupo con relativa facilidad. También los pescadores de seca, que saben pescar a ninfa, consiguen capturas y ello se debe a que las truchas apenas comen en superficie y sí lo hacen pegadas al fondo en las corrientes y raseras. Las eclosiones de insectos son muy breves y, desde que comenzó a helar, se producen más tarde, entre las tres y las cinco, si bien esto varía según los ríos.

A lo largo de la semana ha comenzado a eclosionar la sarnosa en los cursos bajos. El pasado domingo caía de forma muy abundante tanto en la parte baja del Porma como en el Esla. Los aficionados que pescaban el coto intensivo de Marne se vieron sorprendidos por una eclosión excepcional pese a la cual las truchas no se cebaron apenas. Si que se cebaron en el tramo del Esla a la altura de Mansilla de las Mulas y hasta la fábrica de Carburo de Silíceo donde, por razones que se desconocen, hay muchas truchas de talla mediana. Por debajo de Marne a la altura de Villarroañe, donde el pasado año quedó mucha trucha, acuden multitud de aficionados, cada vez menos, ya que no se pesca apenas nada. La culpa, probablemente, la tenga la población de cormoranes que ha permanecido en este tramo durante todo el invierno, alguno de los cuales no se ha ido todavía.